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Palabras ambiciosas - El festival, que ocupaba el último fin de semana de abril y el primero de mayo de 2017, fue anunciado como la experiencia musical de toda una vida, en la que los participantes podrían compartir momentos de ocio y aventura con artistas de la talla de Blink-182, Migos o Major Lazer.

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El cerebro de la operación -

Bill McFarland, el joven de 25 años fundador de la compañía Fyre Media, modeló la idea original junto al rapero Ja Rule. La intención era promocionar la aplicación de alquiler de música Fyre.

(Fotografía a la izquierda: Wikimedia/CC BY-SA 3.0)

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Comenzaron el márketing del evento antes de planearlo - McFarland admitió en una entrevista con Vice que inauguraron la página web del evento para comprobar si el público estaría interesado. No fue hasta que había miles de personas deseosas de acudir al festival que los dos decidieron crear un nuevo pueblo en la isla, pensando incluso en un sistema de alcantarillado.

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La isla - El lugar escogido estaba en la remota isla de "Fyre Clay", un enclave tropical privado que supuestamente había pertenecido al millonario capo colombiano de la droga Pablo Escobar.

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La verdadera isla - No, la isla "Fyre Clay" no existía. Pero no solo eso: la localización real del evento era, en realidad, una vasta zona costera en la que aún no se había construido ningún tipo de estructura. Esta otra isla no era ni privada ni había tenido nunca nada que ver con Pablo Escobar.

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El coste de una entrada - Cada entrada costaba hasta 12.000 dólares, un precio ideal para atraer a la élite millenial. Unas 5.000 personas acudirían a cada uno de los dos fines de semanas del festival.

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Extravagancia tras extravagancia - La página web de Fyre promocionaba paquetes de lujo como el del 'Artist Palace', que incluía cuatro camas y una cena con una de las estrellas del evento. ¿El precio? 400.000 dólares.

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Ya estaban en deuda antes de construir las estructuras del festival - Durante las semanas anteriores al festival, los organizadores pidieron un préstamo de última hora de siete millones de dólares para intentar sacar a flote el evento, según Bloomberg News.

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Y aún necesitaban más dinero - El festival informó que no se aceptaría efectivo, por lo que todos los participantes deberían transferir su dinero a una plataforma electrónica. El correo de la organización recomendaba añadir entre 300 y 500 dólares como mínimo por cada día del festival. El destino de ese dinero era otro: pagar a los inversores.

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Pocos inversores recibieron su dinero de vuelta - El plan original era que los asistentes al festival usaran su dinero en sus "Bandas Fyre" para poder comprar los extras prometidos: paseos en barco, excursiones, masajes, 'jetsky'...

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Promotores de alto perfil - Varias personalidades de la talla de Bella Hadid participaron en el vídeo promocional del festival, en el que se prometía romper con los límites de lo imposible. Y acertaron: es imposible hacerlo peor.

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Promociones en las redes sociales - 'Influencers' digitales de Instagram como la modelo Hailey Baldwin comenzaron a publicar contenido promocional del evento. Muchas de estas caras famosas no llegaron a declarar esas ganancias, lo que violaba las leyes federales.

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Kendall Jenner y los 250.000 dólares - La celebridad del clan Kardashian recibió, según varias informaciones, 250.000 dólares a cambio de publicar material del evento en sus redes sociales. Jenner no llegó ni a investigar de qué se trataba el festival. Pues 250.000 dólares son 250.000 dólares...

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Emily Ratajkowski usó el hashtag #ad - La modelo fue la única en comunicar que su publicación era un anuncio. Sin embargo, la Comisión de Comercio Federal de Estados Unidos afirmó que #ad debería ir al principio del mensaje remunerado, y que por si solo no resultaba un indicador suficiente de su naturaleza de anuncio.

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Primera señal: vuelos cambiados a última hora - La compañía afirmaba que varias aeronaves VIP llevarían a los clientes a la isla y luego los traerían de vuelta al continente. Sin embargo, en los días anteriores al evento, los itinerarios fueron cambiando y las confirmaciones de vuelo no acababan de llegar.

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Las lujosas villas - La página web prometió villas de lujo, además de tiendas modernas y ecológicas.

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La realidad -

Cuando los asistentes al festival llegaron al lugar del evento se encontraron con un montón de tiendas de campaña, sospechosamente parecidas a las que se usan tras los desastres naturales. Las camas estaban todavía húmedas tras la tormenta del día anterior.

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La comida gourmet -

Un usuario de Twitter escribió que el 'catering' (que costaba un extra) se componía de pan sin tostar, dos lonchas de queso y una pequeña ensalada.

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¿Y la música? - Los músicos que participarían en el festival no estaban aún confirmados cuando las primeras personas aparecieron en el lugar. Muchos artistas cancelaron a última hora y los organizadores acabaron llevando a la gente a la playa, poniéndoles música en los altavoces.

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Desastre también con el equipaje - Por si todo esto no fuera poco, el equipaje llegó en un contenedor de transporte y durante la noche. Las maletas fueron entregadas en la más completa oscuridad y, como es obvio, muchas las robaron y otras tantas se perdieron.

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La seguridad del festival - Los organizadores facilitaron varios casilleros minúsculos. Sin embargo, se les olvidó incluir las cerraduras.

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La locura - Nadie sabía qué hacer o a dónde ir. No había música, electricidad o seguridad. Además, la comida también escaseaba.

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La Embajada de Estados Unidos tuvo que intervenir - Muchas personas estaban denunciando la situación a través de Twitter, lo que hizo que la embajada tuviera que involucrarse en el desastre para ayudar a las personas a salir de la isla.

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Burlas al club del 1% - Aquellos que no pudieron permitirse acudir al festival vieron el incidente como una graciosa broma del destino en la que los niños ricos y mimados sufrían por tener que comer queso en lugar de sushi.

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Desastre de principio a fin - El festival fue un completo caos y los organizadores anunciaron su decisión de posponerlo. Un poquito tarde para ello, ¿verdad? Mucha gente ya estaba de camino al festival o allí mismo.

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Una oferta interesante - Los organizadores ofrecieron a los asistentes una devolución completa de su entrada o boletos VIP para el festival del año siguiente. ¿Qué crees que eligió la gente?

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Todo parecía indicar un fraude - El organizador aseguró que fue el peor día de su vida y describió el fracaso como un acto de Dios. Sin embargo, parece que su carrera está repleta de otros incidentes parecidos y promesas incumplidas.

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Ja Rule se defendía: ¿no era su culpa? - El rapero publicó un tuit en el que expresaba su preocupación y deseaba una salida a salvo de la isla para aquellos que ya estuviesen en el lugar del supuesto festival. Ja Rule aseguraba que el evento no había sido una estafa y que él no era el responsable de la situación. Hace poco que el tribunal ha decidido desvincularlo de la demanda contra el festival. Su nombre, al menos de forma legal, está limpio.

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Una larga carrera en el lado equivocado de la ley - McFarland fue arrestado en junio de 2017 con cargos de fraude, aunque fue liberado tras el pago de una fianza de 300.000 dólares. Ahora acumula una docena de demandas, incluyendo una general por valor de 100 millones de dólares.

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El festival quemado - McFarland se declaró culpable de tres cargos de fraude electrónico, uno de fraude fiscal y uno de falso testimonio. Además, será investigado por venta fraudulenta de entradas para grandes eventos como la Met Gala, el Burning Man o el Coachella. Esto último ocurrió mientras estaba en libertad condicional.

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Seis años de cárcel - A pesar de los múltiples cargos, McFarland fue sentenciado a tan solo seis años de prisión el 11 de octubre de 2018.

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Netflix -

Netflix ha anunciado un documental sobre el falso 'Fyre Festival'. Hulu ya había preparado otro anteriormente, llamado 'Fyre Fraud'.

Descubre también: Grandes empresarios que acabaron entre rejas.

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